martes, 27 de enero de 2015

Mi primer griego

  • Unos seis años antes antes de que me regalasen una adaptación juvenil de la Ilíada (que no me gustó demasiado porque no me explicaba quiénes eran esos con los nombres tan largos, ni que Alejandro y Paris eran el mismo tío), 
  • unos siete años antes de que mi hermana mayor empezase a estudiar griego con su extraño alfabeto, 
  • unos nueve años antes de que yo misma llegase a tan cálidas playas y me enfrentase por primera vez al viaje de Odiseo, 
  • unos diez u once años antes de que Zorba bailase para mí, de que Theodorakis hiciese sonar el bouzouki y Vangelis gobernara los carros de fuego,
  • unos doce de que Nana Mouskouri martirizase mis oídos y Moustakí restañara sus heridas,
  • unos trece años antes de que decidiese entregar mi alma a las aladas palabras, 
  • unos catorce años antes de que Konstantino Kavafis me devolviese a Ítaca o Kazanzakis me descubriese a Dios en la flor del almendro, 
  • unos dieciséis años antes de que mis ojos se posaran sobre las ruinas de la acrópolis, mis pies corriesen en el estadio de Delfos y mis manos aplaudiesen una imaginaria tragedia en Epidauro, 
  • unos veintitantos años antes de que en mi oficio se añadiera como especialidad la inmortal lengua griega, 
  • una vida casi entera antes de que la gastase en traer a los clásicos a la vida ante un grupo de adolescentes...
un griego orondo con vestimentas estrafalarias que intuía "poikiles" (porque la televisión de la época no lo era) hacía bailar a una niña de unos pocos años a los sones de un "triki, triki" que no decía nada pero "cascabeleaba" con alegría. Es un puro homenaje de nostalgia, con Demis Roussos se fue ayer mi infancia griega.
Así lo recuerdo yo.

2 comentarios:

pilar dijo...

Hermosas y evocadoras palabras. Gracias por compartirlas querida Mª amada. También Demis Roussos forma parte de una epoca especial de mi juventud, no tan mágica ni tan ligada a las palabras escritas como en la tuya, pero su música acompañó mis utopias y realidades de los años 80 cuando tenia 25 años y transitaba por la vida con grandes y precipitadas zancadas. Ayer, con su marcha se fueron momentos imborrables hasta hoy.
Sigue escribiendo. Me encanta leerte.
Pilar

Nausícaa dijo...

Este griego, no tan de moda como Tsipras o Amanecer dorado, bien se merece un recuerdo tan cariñoso. Puso en el mapa de nuestra niñez dónde estaba Grecia